La Ley del Karma.
¡Este es el mundo de la Verdad! |
EXPERIENCIAS DE LOS DISCIPULOS. ¡LA LEY DEL KARMA EXISTE!
Quien ofendía a otros será ofendido él mismo.
En virtud de mi carácter asúrico fuerte, a veces me era difícil tolerar los errores de otros. En cierta ocasión llamé la atención de un amigo mío del Dharma sobre el error estúpido que él repetía. Mis palabras le ofendieron y él me contestó con lo mismo. Esto me hizo decirle groserías y, en fin de cuentas, le hice polvo.
Días después yo conducía mi carro por un camino rural estrecho. Me venía al encuentro un camión. Deseando hacer algo bueno, le cedí paso. Lamentablemente, mi carro se desvió a una cuneta. Al darse cuenta de ello, el camionero intentó ayudarme a sacarlo. Pero, por mucho que nos esforzáramos, hundía más y más. Al poco tiempo el camionero se puso irritado: "No debía haber conducido sin saber hacerlo". Seguía injuriándome, y yo hasta pensé:
"¿Acaso se puede ofender así a una persona que ves por primera vez?"
La doctrina dice que, a medida que uno avanza en la práctica, su karma comienza a volver con más rapidez. El descaro con que me amonestaba el camionero me dejó boquiabierto. Sin embargo, a la vez le estuve agradecido por darme la posibilidad de "lavar" mi karma.
Svami Vajra-Nama
La terrible purificación del karma de hablar mal.
Yo no fui muy consecuente en la observación de los mandamientos para el habla, especialmente los siguientes: "no calumniar" y "no hablar mal". Por esta razón me sucedió una serie de casos horribles, sobre todo después de que me hiciera monje. Desde luego, esto suele ocurrir en este Mundo de Fenómenos, pero, en mi caso, recibía a menudo el "lavado" kármico en el Mundo Astral (Reino de Formas).
Por ejemplo, cada vez que yo injuriaba a alguien o hablaba mal de otros, se me ocurrían visiones en las que me rompían o cortaban la boca. Aparecía un hombre grande parecido a un mafioso, golpeándome en la boca o pateándome en la cara. Mi boca resultaba rota, la sangre corría por toda la cara. Ese dolor y ese miedo eran más reales que aquellos que yo había experimentado en este mundo. Cuando las visiones desaparecían, siempre me tocaba la boca con las manos y sentía auténtico alivio al descubrir que todo estaba bien.
En cuanto al "lavado" del karma en este mundo, aquí también recibo muchas lesiones de la boca, más que ofensas e injurias de otras personas. Por ejemplo, cuando pierdo el conocimiento durante la meditación, a menudo doy con la cara contra el pupitre para libros que tengo enfrente, traumatizándome los labios. Tal cosa me sucedió en repetidas ocasiones. Corrí el pupitre, pero sigo dando con la boca. Me da mucha pena. Cuando no hablo mal ni calumnio, nunca me lesiono los labios, por mucho que diera con la cara contra el pupitre durante las meditaciones.
Hidenori Kavarabuki, monje.
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